La inteligencia artificial se está abriendo paso en las escuelas de Latam y esta empresa la aprovecha para formar docentes y estudiantes con destrezas en ciencia, tecnología e ingeniería.
En los niños de hoy están los líderes del futuro. Eso lo sabe muy bien María Vélez, una emprendedora originaria de Medellín, Colombia, que dejó el mundo financiero para enseñar a los niños, jóvenes y profesores a desarrollar habilidades STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Hoy, su empresa está innovando con inteligencia artificial generativa en la educación K-12. Esta es su historia.
María fundó Crack the Code en 2017, una startup educativa que aprovecha la inteligencia artificial generativa y otras tecnologías para crear cursos online especializados en programación, tecnología, diseño de videojuegos y hasta edición de video para niños y jóvenes de 5 a 18 años. Estos cursos están pensados para que los niños y jóvenes puedan desarrollar habilidades tecnológicas, resolver problemas por sí mismos, crear a través de la tecnología, adquirir habilidades sociales, explotar su creatividad y aprender jugando.
Hasta ahora, la empresa ha formado a más de 14 mil estudiantes en más de 22 países de Europa, Latinoamérica y Estados Unidos. Atrajo a Kaszek, uno de los fondos de venture capital más importantes de América Latina que invirtió US$2.7 millones en una ronda de capital semilla en 2021. Y no solo eso. Ganó el Desafío Childtech 2023 en el reto “Fomentar la enseñanza, aprendizaje y prototipado STEM con foco en entornos rurales en Colombia”.
Al haber ganado este desafío, tendrá la oportunidad de implementar su solución en colegios públicos y privados de la Corporación Educativa Minuto Dios, ubicados en comunidades vulnerables de Colombia. De hecho, la implementación ya se está llevando a cabo de la mano de esta corporación, uno de los partners de implementación del Desafío Childtech.
Para esta implementación, la startup desarrolló una propuesta innovadora que va a enseñar a los docentes de estas escuelas a generar nuevos contenidos educativos por sí mismos utilizando inteligencia artificial (AI) generativa. Aprenderán sobre Prompt Engineering usando herramientas tecnológicas basadas en AI como ChatGPT y Midjourney. Esto significa que los docentes podrán crear nuevos contenidos como imágenes y texto de manera práctica para enseñar a los estudiantes a desarrollar tecnología y construir prototipos.
Con esta implementación, Crack the Code está innovando en la educación K-12 de América Latina, al integrar inteligencia artificial generativa en los sistemas de aprendizaje en escuelas de bajos recursos, para que puedan tener docentes mejor preparados y los estudiantes reciban la educación que necesitan para tener éxito en el mercado laboral.
Para María, el uso de la inteligencia artificial generativa tiene un papel importante en la educación de los niños, jóvenes y docentes. Considera que si aprenden a sacarle provecho de manera adecuada, pueden volverse expertos en diferentes temas y que es un “súper poder” que acelera tanto el aprendizaje como el impacto de todos los proyectos que realicen.
“La AI generativa será fundamental para personalizar el aprendizaje de cada estudiante y mejorar no sólo la calidad educativa, sino también los resultados de aprendizaje. Si logramos escalar esto y que cada estudiante tenga un coach que haga productos académicos, los resultados van a ser mejores. Ahí tenemos una oportunidad gigantesca, tenemos que ver cómo aplicamos y escalamos el impacto en toda la región”, asegura María.
En cuanto al valor que aporta la AI generativa en los docentes, la emprendedora dice que les ayudará a personalizar sus sesiones, podrán ser más eficientes no sólo en la corrección de contenidos, también la generación de los mismos. “Podrán ser un mejor un coach para los estudiantes porque van a tener data más asertiva de cada estudiantes, y los va a poder apoyar de una manera más táctica sin darles a todos lo mismo”, agrega María.
Y es que esta tecnología permite personalizar la educación, apoyar a docentes, hacer más eficientes las clases al automatizar procesos, crear nuevos materiales educativos y crear rutas de aprendizaje flexibles. Por su parte la Unesco considera que las herramientas de IA abren nuevas oportunidades para el aprendizaje y son un aliado para automatizar la educación. Sin embargo, advierte que debe implementarse con ética y responsabilidad.
De acuerdo con el último Monitor Global de Educación de Ipsos, que incluye una encuesta sobre el uso de AI en la educación en 29 países, el 65% de los encuestados piensan que los docentes deberían recibir capacitación sobre cómo usar la IA en sus métodos de enseñanza. Los principales países en donde se considera importante la AI en la enseñanza son Perú, Sudáfrica, México, Chile, Argentina, España, India, Reino Unido, Japón y Estados Unidos.
Sin duda la inteligencia artificial generativa está tomando fuerza a nivel global en el ámbito de la educación, quizá porque es uno de los sectores con más rezagos tecnológicos, sobre todo en Latinoamérica, pero es justo ahí en donde la tecnología tiene el poder de generar muchas eficiencias. Pese a las bondades de esta tecnología, María reconoce que es muy complejo innovar en este sector ya que están involucrados muchos stakeholders.
Sin embargo, en el Desafío Childtech encontró una oportunidad para acercarse al sistema educativo de escuelas públicas y atender con su tecnología a los estudiantes de bajos recursos. “El Desafío Childtech nos va a permitir impactar a muchos más jóvenes. Al hacer una implementación en donde vamos a capacitar docentes y jóvenes, vamos a tener un impacto mucho más grande porque también beneficiamos a sus familias y comunidades”, afirma María.
La emprendedora ve grandes oportunidades para innovar con tecnología en la educación K-12 por dos razones. La primera es la necesidad de elevar la calidad del aprendizaje. “La educación es una de las industrias que se han tardado más en evolucionar, y justo ahora que la tecnología está más desarrollada, debemos usarla más para generar beneficios”, señala María. Y la segunda razón es por el déficit de talento con habilidades STEM que existe en la región, que es de casi el 50%, de acuerdo con el estudio ‘Talento TI: Competitividad STEM en América Latina’ realizado por la consultora PageGroup.
Y no sólo eso. También existe una brecha de género en STEM. Según la Unicef, menos del 30% de las personas graduadas en carreras STEM son mujeres, una situación que limita las oportunidades para acceder a trabajos de calidad y su capacidad para desarrollar o utilizar tecnología en el trabajo. De ahí la necesidad de formar a los estudiantes en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas desde etapas tempranas como en los niveles educativos K-12.
Con esta implementación se espera beneficiar a más de 2 mil estudiantes y 84 docentes en distintas zonas de Colombia como Bucaramanga, Tumaco, Leticia, Cundinamarca, Madrid, Ibagué y Cali. “Nos encantaría que la implementación de nuestra tecnología que vamos a hacer en las aulas de las escuelas de la Corporación Educativa Minuto de Dios, sea un piloto exitoso y el inicio de una intervención a escala en Colombia”, dice María.
Como verás, Crack the Code está transformando la educación de los niños y jóvenes en la vertical de habilidades STEM con herramientas que les permiten aprender en forma entretenida. Pero, ¿cómo surgió esta empresa?
María es una apasionada por la educación y la tecnología. Nació en Medellín, Colombia, pero creció en Costa Rica en una familia de emprendedores. Ella y su familia tuvieron que mudarse a este país por la ola de violencia que se vivió en la década de los 90 en Colombia. Desde niña tuvo el ejemplo de su padre al frente de la empresa que él mismo construyó. Recuerda los días que pasaba con sus hermanos en la fábrica de su padre mientras trabajaba en la oficina. Ahí pasó gran parte de su vida.
Tanto María como sus hermanos decidieron seguir los pasos de su padre. Primero lo hizo su hermana Marcela al crear una marca de bolsos de lujo que se vendían en todo el mundo. Después su hermano David Vélez, cofundó Nubank, el neobanco más grande del mundo, y luego María emprendió Crack the Code. Pero no lo hizo hasta varios años después de trabajar como inversionista en JP Morgan, el banco más importante de Estados Unidos y una de las empresas financieras más grandes del mundo.
Tenía un interés particular en las empresas con impacto social, pero por su mente rondaba la idea de una empresa con propósito rentable, sostenible, eficiente y que no viviera de donaciones. Tiempo después se mudó a Lima, Perú, y empezó a buscar oportunidades para emprender. Buscó en la industria de la salud, educación y transporte. Pero hubo uno que la atrapó. En el ámbito educativo encontró la necesidad de ayudar a los niños y adolescentes a desarrollar habilidades STEM para que tengan mejores oportunidades en el futuro al estar mejor preparados.
Al darse cuenta de esta necesidad, surgió la idea de brindar cursos especializados en habilidades STEM, programación y robótica bajo el nombre de Crack the Code. La empresa inició con una escuela física en donde daban clases de ciencias de la computación. La escuela estaba llena los fines de semana y en verano, pero la realidad es que muy pocos papás entendían la temática y era difícil escalar el modelo. “Entonces empezamos a reestructurar, lo hicimos por cursos, materias y temáticas. Con la pandemia eso cambió muchísimo y empezamos a crecer exponencialmente en toda la región”, dice María.
Desde entonces, Crack the Code se ha dedicado a fomentar el aprendizaje y la curiosidad por la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas en niños y jóvenes, a través de los cursos que implementan. Ahora lo hará con los docentes de escuelas de bajos recursos en Colombia con la implementación de su plataforma al haber ganado el Desafío Childtech.
En la actualidad, Crack the Code está moldeando el destino de miles de niños y jóvenes en Latinoamérica al brindarles acceso al aprendizaje tecnológico. Este acceso está fomentando su capacidad para convertirse en el futuro en los creadores de las plataformas que transformarán el mundo.
NOTICIAS RECIENTES