Los avances científicos han demostrado que durante la infancia la nutrición, la estimulación cognitiva y la crianza influyen fuertemente en la capacidad del niño para alcanzar su máximo potencial en términos de salud, habilidades cognitivas y socioemocionales (Young 2002). Esto ha hecho que aumente la concienciación y la importancia del cuidado y la protección de este colectivo, lo que se ha traducido en un aumento significativo de la inversión pública y privada en estos temas.
En este sentido, organizaciones como Unicef y el Banco Mundial (2016) promueven la inversión en este colectivo, calificándolo como una prioridad económica clave para el desarrollo de los países. A su vez, dentro de los ODS de la ONU, se reconoce la importancia de la primera infancia y se aborda a través de objetivos específicos relacionados con la alimentación, la salud y la educación. Un ejemplo de ello es que en 2001 y 2015, el Banco Mundial invirtió 6 mil millones de dólares en salud, nutrición, protección social y educación para los niños (Banco Mundial, 2016).
En cuanto a los beneficios de invertir en la infancia, las investigaciones (Lawrence J. et all, 2005; National Scientific Council on the Developing Child, 2010; Shonkoff et al., 2012 OMS – UNICEF, 2012; Banco Mundial, 2015; Lancet 2016, entre otras) han indicado que no solo tiene un impacto social fundamental en las personas, ya que ayuda a los niños y adolescentes a salir adelante, sino también porque tiene un importante retorno financiero: James Heckman (2005), premio Nobel de Economía, estima un retorno financiero del 13% por cada dólar invertido en los costos de la educación pública, la justicia penal y los servicios sociales en las próximas décadas, así como una mayor recaudación de impuestos a largo plazo, haciendo crecer la economía en beneficio de las empresas, los gobiernos, las comunidades y las familias.
Estas experiencias y estudios han hecho que cada vez más empresas de todo el mundo reconozcan la importancia de la primera infancia, formando coaliciones, promoviendo el tema en foros económicos (Davos, 2017) e invirtiendo en investigación. Según el Banco Mundial (2016), cada vez más empresas de todo el mundo invierten en este tipo de programas, ya que reconocen que estas inversiones son rentables y contribuyen al crecimiento del personal y de las empresas.






Impactus Ventures y ChildTech Challenge
Aunque hay una tendencia al alza en la inversión en la infancia, todavía hay grandes retos que abordar en la región. Según Unicef (2019), 72 millones de niños menores de 14 años viven por debajo del umbral de la pobreza y 187.000 niños mueren antes de cumplir los 5 Años. Uno de cada dos experimenta castigos físicos en sus hogares. Cinco millones están desnutridos, cuatro millones tienen sobrepeso y casi 10 millones de niños no están escolarizados.
Esta brecha, además de ser un reto ético y político, es al mismo tiempo una oportunidad. Actualmente existe un ecosistema de startups y scaleups que buscan contribuir a la solución de estos problemas, pero encuentran serias dificultades para expandirse en América Latina, principalmente a nivel de financiación y networking.
Debido a esto, personas del mundo de la innovación, la inversión y el impacto, han decidido crear una plataforma que conecte a emprendedores, inversionistas, gobiernos, organizaciones no gubernamentales y comunidades en América Latina, para desarrollar de manera eficiente y efectiva proyectos innovadores, escalables y con impacto comprobado en la niñez y adolescencia. Esto es Impactus Ventures.
Para poner en marcha esta plataforma, hemos creado un reto global llamado ChildTech Challenge para el desarrollo de la infancia y la adolescencia, con el objetivo de encontrar startups innovadoras que aborden problemas de salud, educación y protección. El concurso premiará con hasta 30.000 dólares a dos startups ganadoras para que implementen sus soluciones en Chile junto a dos organizaciones sociales expertas en primera infancia y protección infantil.